jueves, 2 de febrero de 2012

El Sáhara Amarillo

Quiero empezar este post diciendo que intentar explicar  todo lo que he sentido en el Sáhara en un post es como intentar plasmar lo que siento por mi hija diciendo un Te Quiero

El Sáhara es grande, enorme, pero lo que lo hace más grande es su energía, su magnetismo, es uno de los Chakras de nuestra Madre Tierra y la energía fluye a borbotones desde él, he tenido la gran suerte de vivir esta experiencia junto a mi amigo, mi hermano, mi GRAN amarillo Javier Serrano, él entiende mis palabras, por si fuera poco todo esto que os cuento, antes de marchar descubrí que son los amarillos gracias  a Carmen Sahuquillo, que me enseñó que toda esa gente a la que tanto quiero y que no sabía como llamarlos, amig@, herman@, bro??, resulta que son amarillos.


Mi otro compañero de viaje fue El Principito, increíble pero cierto, soy un analfabeto en lo que a lectura se refiere y no lo había leído todavía, la causalidad, que no la casualidad, quiso que lo leyera en el Sáhara, mientras admiraba la belleza de las estrellas (llegamos en luna nueva) y cada vez más mi corazón se hinchaba y se hinchaba hasta descubrir que mi alma y mi corazón han de ser un todo o mejor dicho, un nada. 

Cuando miras el desierto algun@s no ven nada, yo lo vi todo y creo que mi amarillo Javi también lo vio, hicimos sentir a nuestros compadres de viaje, Miguel Nonay, Paco Irizar de Rural Suite, David Espino de la Vereda del Cierzo, Miquel y Joan, una Cena de los Sentidos en el desierto y fue realmente especial.

La cosa no acababa aquí, después de mil barrigazos por las dunas, saltar con el coche, subir y bajar, fuimos a visitar algunas familias nómadas a las que entregamos juguetes que, generosamente, los compadres y comadres nos había acercado a Sargantana Restaurant, y luego fuimos a varios colegios dónde l@s niñ@s sonrieron mientras Javi les hacía el baile del tiburón.

Tras varios días en el Sáhara, Javi y yo marchamos a Marrakech, aquí dio comienzo una auténtica aventura, el desierto está bien, su energía es brutal, conducir por las dunas tiene su aquel, pero sentir el fluir de Marrakech es algo muy especial, ver como todos los tipos de vehículos de transporte usados por el hombre fluyen en un caos tan ordenado impresiona. En sus angostas calles se cruzan burros, caballos, carros, motos, bicis, patines, hombres, mujeres, cabras, coches, de todo y sin excepción, en minúsculas tiendas se aglutinan mil objetos artesanos, o no, (muchos son made in china o made in Menorca). Es un ir y venir de gente que es feliz, que fluye sin más, que se deja llevar y disfruta de una existencia dónde el sobrevivir supera al necesitar, dónde no hay hueco para la envidia, dónde cada uno tiene ya bastante con sobrevivir al día a día y es eso lo que lo hace grande.

Aquí los europeos, los sabios, perdemos vanalmente el tiempo eligiendo coche o yendo de rebajas al centro y nos olvidamos que las sonrisas, las ilusiones y el amor es lo que mueve al mundo, que nuestros coches se estropearán, nuestras ropas se rasgarán, pero nuestro amor seguirá por siempre en el planeta.

Así que, a modo de conclusión, sólo puedo decir una cosa: "No hay problema amigo", fluid y dejad que se os llene el alma de ilusión y esperanza, pues con estas armas somos imbatibles.

Pinchando en este texto podéis ver el álbum de fotos, en el perfil de Javi podéis ver alguna más y en el mes de marzo haremos una exposición digital en Sargantana.